viernes, 1 de agosto de 2008

Aclaraciones preliminares...

La música lleva presente en mi vida desde que alcanzo a acordarme. Apareció en forma de Lago de los cisnes, con el que me monté un baile para el cole con tutú, a los 4 años, sin tener ni la más mínima idea de ballet. La música clásica sonaba en casa, en el coche, donde también empecé a escuchar Elton John cuando aún hacíamos esos interminables viajes a la playa recorriendo las carreteras españolas. No recuerdo el momento exacto, pero al cabo de unos años The Beatles ya me sonaban de algo. Los villancicos, en casa de la abuela con mis primas o las que nos hacían aprendernos en el cole. Las canciones de Disney, en su mejor época sin duda. Fui a mi primer concierto, en el Palacio de los Deportes, con mi madre, con unos 8 años. Y no me avergüenza decir que era para ver a Bom Bom Chip, un grupo de mocosos que nos encantaba. Recuerdo que hasta tuve una carpeta y la colección de cromos de una película suya.

Después vendría Laura Pausini y empecé a tragarme "La lista de los 40" cada sábado, así como cualquier actuación, documental... Me sabía las canciones de Céline Dion y Mariah Carey. Me convertí en una fan de Take That con 10 años, el mismo año en que se separaron, pero sus posters empezaron a decorar mis paredes, porque ya empecé a comprar la "SuperPop". Mi cuarto fue sufriendo distintas transformaciones, con los huracanes Spice Girls y Backstreet Boys. Si, yo también bailaba en el patio del colegio. Los rizos me convirtieron en Mel B. Pero también me gustaba No Doubt.

Mi colección de discos fue creciendo, con los miles de grupos ingleses que fui conociendo, pero aún no eran ni Placebo ni Radiohead. Luego, vinieron la Spears y la Aguilera, entre otros, mientras escuchaba los vinilos de Abba, Boney M, etc que encontré por casa. La revelación divina llegó tras ver la peli de Yellow Submarine. A los 14 comenzó mi "beatlemania". George era y siempre será mi favorito.

Empezamos a ir a las discotecas, con lo que también me familiaricé con el dance, el techno, o lo que sonara y L'Amour toujours de Gigi D'Agostino me trae unos recuerdos imborrables. Fueron unos años en que escuchaba de todo un poco, desde los Beatles hasta las canciones que interpretaban los triunfitos. Empecé a explorar la música española y los musicales irrumpieron en mi vida. Y los conciertos me gustaban cada vez más.

La transición definitiva ocurrió tras descubrir a The Strokes, de la manera más inesperada. Diciembre 2003. A quien me tocaba regalar por el amigo invisible le gustaba este grupo, y me bajé canciones para hacerle un disco. Y me gustaron. Alguien con quien compartí unos años de mi vida me introdujo en un mar de grupos de los que había oído hablar, pero que nunca escuchaba, con Coldplay como protagonistas y su Clocks.

A partir de ahí, empecé a explorar por mi cuenta.

¿Para qué he soltado todo este rollo? Encasillarse no es bueno, y todos tenemos nuestras épocas. Soy partidaria de que hay que escuchar de todo. Me preocupa cuando me observan con admiración en plan "tía cuánto sabes, yo no entiendo nada de esto" y me dicen que soy una popera. Pero por otro lado, tengo quien me dice que soy una popera de palo, porque parece que hay ciertos totems que DEBES conocer para considerarte como tal. Como no lo escuchas desde siempre, ya no vale. ¿A qué vienen estas tonterías?

Todas estas etiquetas de indie, alternativo, popero, poppy, mod, moderno, o como lo queráis llamar, tienen cada vez menos sentido para mí. Yo me considero popera en el sentido de que es la música que más me gusta escuchar, pero estoy abierta a todo tipo de sugerencias, porque si quiero dedicarme a esto, todo lo que pueda saber es poco.


Creo en la riqueza de la mezcla. Aunque sea de cachondeo, existe una versión de Travis del Baby one more time de la Spears y Arctic Monkeys han versionado el Love Machine de las nuevas spice inglesas Girls Aloud.

Con todo este rollo con el que abro el blog sólo quiero decir que aquí no pretendo dar lecciones a nadie, ni pretendo parecer más lista que nadie..... sólo quiero escribir sobre algo que me encanta y compartirlo con otra gente que lo viva como yo lo hago, porque normalmente, la gente se me queda mirando con cara de póker.....

Cuando una canción me gusta la escucho hasta la saciedad, me anima, me hace llorar, se las asigno a ciertos momentos y personas.... disfruto más en un concierto que otra cosa, aunque tenga que ir sola...ir a festivales va a ser algo normal en los próximos veranos.... y cada nuevo disco es todo un acontecimiento, porque soy de las pocas personas que sigue comprándolos.

Aquí me siento libre, y en mi salsa.

Gracias por leerme

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ese recorrido musical me ha traído muchísimos recuerdos. Tienes toda la razón, las etiquetas hay que ponérselas a los objetos, no a las personas. Eres genial!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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